domingo, 21 de abril de 2013

Un banquete inoportuno



El 4 de julio de 1807 nacía en la entonces administrativamente piamontesa Niza, Giusseppe Garibaldi. El futuro “Unificador de Italia”,
A los 15 años salva a una joven caída en un foso por lo que adquiere la consideración de héroe, por vinculaciones familiares se hace marino en buques como el Constanza y el Cortese con los que realiza viajes al este del mediterráneo incluyendo el Mar Negro.
A los 25 años es Capitán del Clorinda, pequeño barco con el cual reitera sus viajes a la misma zona, con la mala suerte de acabar herido de gravedad y prisionero de unos piratas turcos.
Consigue escapar, y de vuelta a su ciudad natal se adhiere al movimiento “La Joven Italia” que lidera Giuseppe Mazzini con un ideario republicano y progresista, de esos tiempos son sus primeros escarceos con la masonería.
Metido de lleno en la militancia política participa en la Marina piamontesa donde logra el título de Capitán pero su participación en la insurrección lo obliga a huir para evitar el fusilamiento.
Después de muchos avatares en 1836 con algunos compañeros de “La Joven Italia”se embarca con nombre supuesto en el bergantín “Nautannier” rumbo a Brasil.
En Brasil estaba gobernando Pedro II como emperador, con la oposición de liberales e intelectuales y aunque había abolido la esclavitud se enfrentaba a una creciente ola de levantamientos regionales entre los cuales se encontraba Rio Grande do Sul, provincia limístrofe con Uruguay.
Allí conoce a Bento Gonçalvez Da Silva, el jefe del movimiento pro República Riograndense, otro masón, entra en la logia Asilo de Vertud, interviene en un par de hechos bélicos como la toma del Puerto de Laguna.
Aparece otro rasgo de su carácter, el gusto por las bellas mujeres, comparte su tiempo con dos amantes: Manuela de Paula Ferreira, sobrina de Bento Conçalvez da Silva y Ana María de Jesús Ribeiro, una bellísima “garota riograndense” quien sería luego la compañera de su vida.
En 1841 pasa a nuestro colindante Uruguay donde se enfrentaban por primera vez los dos partidos tradicionales, ya empezaban, blancos y colorados. En ese momento los colorados encabezados por el ex presidente constitucional Gral. Fructuoso Rivera y los blancos que apoyaban al Gral. Manuel Oribe el legítimo presidente por elección.
Rivera era apoyado por brasileños y portugueses y los llamados unitarios bonaerenses una élite liberal, con gran concurso masón que se enfrentaba al dictador argentino Juan Manuel de Rosas, apoyo de Oribe, quien abiertamente intervino en el conflicto cuando lo consideró oportuno.
Cuando llega Garibaldi encuentra a Montevideo sitiada por Oribe, se alinea en las fuerzas de Rivera, se establece en la ciudad con Ana de Jesús, donde enseña matemáticas, es nombrado comandante de la flota , participa en varias batallas en mar y tierra, toma y saquea las ciudades de Salto y Colonia, al mando de la por él creada Legión Italiana, cuerpo mercenario donde aparecen por primera vez las camisas rojas que distinguirán sus fuerzas ya en suelo italiano.
En 1848 decide regresar a Italia y lucha contra franceses y austríacos con lo que obtiene un tremendo prestigio popular. Aprovechando el momento, y siguiendo la línea de Mazzini, colabora en la fundación de la fugaz República Romana, que superada por los avatares diplomáticos es derrotada, obligando a Garibaldi a huir de Italia en penosas condiciones, su mujer, ya Anita Garibaldi, quien muere de tifus en el transcurso de la retirada .
La huida lo lleva a Tánger, Nueva York y finalmente Inglaterra, mientras vive en Estados Unidos vuelve a su antigua profesión de marino mercante aprovechando para visitar Perú y Nicaragua. En Perú se reúne con Manuela Saénz compañera sentimental de Simón Bólivar, otro masón, además funda la Estación de bomberos que todavía existe en el Callao, Perú.
Siguiendo el periplo en Nicaragua continua con su pasión por las mujeres, se lió con una aristócrata, la viuda de un letrado, Mantilla de Rosales pero tuvo tiempo además de juguetear con una de las hermanas Alonso Jerez de la alta sociedad de Managua, y ya que estaba por allí, recibir en su habitación del Hotel León a una jovencita casi adolescente María Felix Murillo. Hay que tener en cuenta que nuestro barbirrojo personaje tenía 44 años, era viudo rico y famoso como diría Ronaldo, el de mentira, el portugués, no el gordo majestuoso.
Dando una vez más pruebas de su antológica versatilidad emprende unos negocios internacionales relacionados con Génova, que no cristalizan, instala una fábrica de velas, ayuda al aprovechamiento de recursos naturales, la cabuya, una suerte de paja, por grupos humildes y se ve involucrado con sus amigos del Club Jacobino en un golpe de estado pero al que abandona, fiel a su anticlericalismo militante, cuando los revolucionarios colocan al frente de Relaciones Exteriores a un sacerdote: Pedro Solís.
Vuelto a Italia en 1854 compra la isla Caprera y es nombrado Mayor General de los Cazadores de los Alpes con los que conquista varias ciudades del Norte italiano , la Lombardía, y la Toscana logrando su anexión al Piamonte. Logrado esto en 1860 y al frente de 1000 camisas rojas se pone en marcha hacia el entonces próspero Reino de las Dos Sicilias cuyo monarca es un Borbón: Francisco II, una expedición que es alentada por Cavour el legendario canciller del Rey Vittorio Emanuelle. Con cierta facilidad logra su objetivo, el rey se fuga y entonces pone sus ojos en Roma, los Estados Pontificios, pero no tiene en cuenta los intereses de la monarquía piamontesa, que no desea una acción que le acarrearía serias dificultades internacionales.
Y Cavour, una vez más hace gala de sus recursos, a través de los poderes fácticos de Calabria decide retener a Garibaldi en el sur.
Éste y sus tropas han sido recibidos con muestras evidentes de enorme afecto popular, que mejor que continuar con lo mismo. Se organiza un enorme banquete para agasajar a Garibaldi y sus muchachos con un menú pantagruélico. El “tout Messina” incluyendo todas la clases sociales y sobre todo, hay que ser coherente, bellas sicilianas, se congregan en el festejo.
El susodicho menú consistió en:
Jamón ahumado de la Conca d’Oro.
Pez Espada “agghiotta”
Bacalao a la manera de Messina
Capones rellenos de trufas estofadas
Pernil de corzo adobado al aguardiente de ciruelas de Agrigento
Cordero lechal asado al aceite de oliva virgen de Caltannissetta
Coliflores, alcachofas, y apios escalfados
Quesos de cabra
Dulces varios
Pignolata
Manzanas asadas
Vinos Bazia y Gebbia muy frescos para los pescados, tintos secos Faro y Corvo para las carnes y Marsala al huevo para los dulces-
Casi todos los productos y vinos son locales de Sicilia y las recetas también lo son, la llamada Conca d’Oro es la planicie que rodea Palermo,
Recetas
Pez Espada “aggiotta”
Ingredientes ( 4 personas)
4 rodajas de pez espada
1 cebolla
4 tomates medianos maduros
1 rama de apio
30 aceitunas verdes deshuesadas
2 cucharadas de alcaparras
3 dientes de ajo pelado
2 cucharadas de pasas sin semilla
1 taza de aceite
Harina para rebozar
Se calienta bien el aceita en una sartén pequeña. Se fríen muy poco uno a uno los filetes al horno. En el mismo aceite se doran cebolla ajo y apio bien picados. Se agrega el tomate pelado y también picado. Se adicionan las aceitunas, pasas y alcaparras y se
deja reducir a fuego suave unos 10’. Se vuelca la salsa sobre las rodajas de pescado y se lleva al horno 15’ a 180º.
Bacalao a la manera de Messina
Ea muy parecido a la receta anterior con la diferencia que a los filetes del pescado desalado se le agregan rodajas de patatas que se cuecen en la salsa y se eliminan las pasas. Se sazona con pimentón, obviamente los tiempos de cocción son más prolongados.
Capones rellenos de trufas
Ingredientes (6 personas)
1 capón de 1,5 kg
200 g de carne vacuna picada
2 huevos
1 cebolla
8 trufas
2 dientes de ajo machacados
3 cucharadas de queso provolone rallado
1 cucharada de perejil picado
1 vaso de vino tinto
1 l de caldo de ave
Sal y pimienta según leal entender del cocinero
Se prepara un relleno con todos los ingredientes luego de dorar la carne picada con ajo y cebolla agregándole las trufas cortadas en trozos y se rellena el capón cosiendo la abertura. Con un poco de aceite se dora el ave por todos lados ,se le agrega el vino hasta que se evapore luego se pone el caldo y se cocina más o menos una hora.
En Uruguay los capones de pollo practicamente no existen se puede utilizar un pollo normal y agregar al relleno un poco de mantequilla.
Pernil de corzo adobado al aguardiente de ciruelas de Agrigento
Ingredientes
1 pernil de corzo crudo
5 patatas medianas troceadas
4 cebollas en rodajas
4 tomates en cuartos
Una rama de romero
2 vasos de aguardiente de ciruelas , (vale kirch)
2 vasos de aceite de oliva virgen
Sal y pimienta
Se adoba el pernil con aceite, aguardiente, romero, sal y pimienta se deja marinar 3 días al fresco o en nevera. Se pone en fuente de horno con las verduras y el líquido de marinar. Se hornea a 190º más o menos 30’ por kg.
Cordero lechal asado al aceite de oliva virgen de Caltanissetta
Ingredientes (6 personas)
1.5 kg de carne de cordero lechal (pierna, paletilla o carré)
2 vasos de aceite de oliva virgen
½ l de vino tinto o Marsala
Pimienta negra en grano
Sal
Romero
1 cebolla grande
1 pimiento morrón verde
Marinar los trozos de carne en el aceite, vino, sal y pimienta un mínimo de tres horas. Sin secar llevar a fuente de horno con las rodajas de cebolla y pimiento. Hornear durante hora y media a 180º.
Pignolata
Ingredientes
1 kg de harina
12 yemas
½ kg azúcar
400 g de chocolate en polvo
Manteca de cerdo
Con la harina , yemas y 2 cucharadas de manteca de cerdo se hace una masa consistente con la cual se hacen cilindritos de 3 x 1cm de diámetro que se fríen en la manteca de cerdo y escurren en papel absorbente, Se prepara un almíbar con el chocolate y el azúcar con el que se rocían los cilindros.
PD. Al final Garibaldi desistió del Vaticano pero jamás perdonó a Cavour.

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